Pasajes vs. Paisajes

Es una casa de cuatro plantas y tres escaleras, cada una diferente: despojadas de los elementos innecesarios que las oprimían y convertidas «por fin» en protagonistas de un todo, diseñan el espacio, dividiendo el recorrido vertical en varias secciones, diversificadas por las funciones del «ser».

Estas escaleras plasman los pasajes por los que se atraviesa y que se convierten en paisajes interiores, pero van más allá: narran el sentir del hombre que pasa por ellas,
modulando la luz no en su potencia luminosa,
sino en su fuerza inextinguible para hacer emerger algo más
-ese algo más- en su variabilidad y en su interacción.

Desde algunos puntos de vista interactúan entre sí, en pareja, creando zonas donde detenerse y logrando que la magia esté siempre a la vuelta de la esquina, por la luz y la sombra (natural y artificial) nunca iguales, por las transparencias, por la superposición y por el color.
Se han realizado en hormigón y revestido con placas continuas de gres de colores azul-aviación, verde-salvia y beige-oro. Las barandillas son de chapa, con perforación por control numérico. Aquí la luz es solo un breve momento de una experiencia.

En este interior, las escaleras potencian el intenso vínculo formal que ya por naturaleza tienen con la casa debido a los materiales y colores elegidos, y son un elemento tridimensional de gran impacto visual.

Para este proyecto el arquitecto ha elegido