Las tres propuestas

THE JOURNEY THE JOURNEY THE JOURNEY

THE JOURNEY

de Afreen Ali, Anna Collatuzzo, Arezoo Mohepour, Juan Salamanca Balen y Paula Strieder

Un santuario en el que reflexionar y que invita a llevar a cabo un viaje, entendido como un recorrido interior. En pocas palabras, este es el concepto clave del proyecto «The journey». La microarquitectura está formada por sencillos perfiles metálicos y una base de chapa que también está lastrada con piedras locales.

El límite interior y exterior del «volumen» está formado por cuerdas elásticas reutilizadas. Las cuerdas de colores aluden a una compenetración de dos volúmenes diferentes acoplados en bases de distintas formas (cuadrada la exterior y circular la interior).

Antes de llegar al núcleo, se recorre una especie de ruta circular y así comienza el viaje. El interior es una «especie de mirador hacia el cielo, así que el proyecto simboliza una relación redescubierta entre los elementos primarios, es decir, el cielo y la tierra con los que el visitante entra en contacto cuando se detiene en el centro de la estructura. La sencillez de esta relación entre elementos supone también un regreso a los orígenes», sigue explicando Martina Ruini. «Los jóvenes diseñadores», continúa la arquitecta, «han querido desarrollar una reflexión sobre la precariedad de la permanencia del hombre con respecto a la vida de nuestro planeta, además de los cambios que nos afectan y son mucho más importantes y poderosos que nosotros mismos». Con el tiempo, la naturaleza se apoderará de la estructura y la colonizará. La estructura se fusionará así con la vegetación.



ESHO FUNI ESHO FUNI ESHO FUNI

ESHO FUNI

de Nicoletta Centioni, Marta Daturi, Francesca Maestri y Diego Vázquez

El proyecto se inspira en el principio budista (esho funi) según el cual el ser humano y el medio ambiente no solo son interdependientes, sino que forman un todo. Nosotros como seres humanos somos inseparables de la naturaleza y nuestro entorno refleja nuestro yo interior, este es el principio del que el proyecto extrae su razón de ser. «Con referencia al principio budista, los diseñadores se centran en la relación entre el hombre y la naturaleza de una manera muy explícita», comenta Ruini. Las similitudes estructurales entre el cuerpo humano y las plantas (la columna vertebral es comparable a un tronco, las ramas a los brazos, la linfa a la sangre, etc.) se convierten en una fuente de inspiración. En particular, los diseñadores se centran en la analogía entre la médula, que en la planta constituye la ruta de transporte para llevar el alimento a las ramas y hojas, y el corazón humano.

Entrar en el corazón de un tronco es la acción que da forma a un espacio simbólico en el que meditar sobre el principio budista. La estructura está compuesta principalmente por troncos de madera que dejan un hueco en el que se coloca un asiento. «El visitante se ve inducido no solo a reflexionar, sino también a interactuar con el elemento natural, que también es una obra de arte», explica la arquitecta del estudio MC A. En el hueco interior hay una serie de espejos pegados sobre la superficie de algunos troncos. Hay distintas inclinaciones para reflejar así el entorno natural y al usuario de diferentes maneras.



SOUND SOUND SOUND

SOUND

de Viviana Cerlino, Elena Giaccone y Tatiana Nebiolo

Aquí el principio inspirador proviene de la física de la reverberación: se puede decir que cada impulso sonoro interactúa con lo que lo rodea, de modo que la permanencia de un sonido en un entorno depende de la capacidad de los cuerpos para reflejar o absorber las ondas sonoras.

Cada cambio se registra y perdura en el entorno, el hombre como un minúsculo fragmento participa en este concierto continuo. «Párate y escucha este increíble sonido del que estás participando» es la invitación implícita en la propuesta de diseño de un portal concebido como un instrumento musical en el interior del bosque, que a su vez se inspira en los versos de Fernando Pessoa: «Si escucho, siento tus pasos existir como yo existo».

«Lo más interesante de este proyecto es que la estructura no crea un espacio», destaca Martina Ruini. El visitante puede interactuar con la estructura, activando las piezas que la componen. Un elemento lúdico, formado por portales que mantienen unidas las piezas de madera colocadas en filas paralelas, todas libres de moverse y girar alrededor de los cables de acero que las sostienen.

La fuerza impulsora es el viento y el instrumento musical es la propia estructura. Las piezas de diferentes maderas tienen una densidad y un peso específico distintos, para emitir diferentes sonidos. La madera, perecedera, volverá a la tierra con el tiempo. La estructura, es la idea propuesta por los diseñadores, podría realizarse en cualquier bosque en peligro de todo el mundo, como un símbolo para concienciar sobre el tema de la preservación de los ecosistemas forestales.